La devoción a Nuestra Señora del Carmen es una de las más antiguas y extendidas en el mundo católico. Esta advocación mariana, cuyo nombre completo es Nuestra Señora del Carmen, Virgen Santísima del Monte Carmelo, tiene sus raíces en el monasterio de los Carmelitas, una orden religiosa fundada en el siglo XII en el monte Carmelo, en Tierra Santa.
Según la tradición, la Virgen María se apareció a San Simón Stock, superior de la orden carmelita, en el siglo XIII, y le entregó el escapulario del Carmen como signo de su protección y amor maternal. Desde entonces, el escapulario se ha convertido en una poderosa devoción popular, símbolo de la presencia y la intercesión de la Virgen del Carmen en la vida de sus devotos.
En muchos países de habla hispana, Nuestra Señora del Carmen es venerada como patrona de diversas localidades y regiones. En España, por ejemplo, su fiesta se celebra con gran devoción en numerosas localidades costeras, donde es considerada la protectora de los marineros y pescadores. En América Latina, la devoción a la Virgen del Carmen es igualmente fervorosa, con numerosas iglesias, templos y capillas dedicados a ella.
En México, por ejemplo, la imagen de Nuestra Señora del Carmen es venerada en la Basílica de Nuestra Señora del Carmen en la Ciudad de México, así como en numerosos templos y capillas en todo el país. En Perú, la Virgen del Carmen es la patrona de la ciudad de Paucartambo, donde se celebra una fiesta en su honor cada año, que atrae a miles de peregrinos de todo el país.
En resumen, Nuestra Señora del Carmen es una advocación mariana con una larga historia y una profunda devoción popular en todo el mundo católico. Su imagen como madre y protectora de sus fieles ha hecho que sea venerada y amada por millones de personas en todo el mundo, que acuden a ella en busca de consuelo, protección y auxilio en sus necesidades.