San Alfonso María de Ligorio fue un santo, obispo, escritor y teólogo italiano nacido en Nápoles el 27 de septiembre de 1696. Conocido por ser el fundador de la Congregación del Santísimo Redentor, también conocida como los redentoristas, San Alfonso es uno de los santos más populares y venerados en la Iglesia Católica.

Desde joven, San Alfonso mostró una profunda devoción por la fe y una pasión por ayudar a los más necesitados. Estudió derecho civil y eclesiástico en la Universidad de Nápoles y se destacó por su inteligencia y habilidades académicas. Sin embargo, a pesar de su éxito en el mundo secular, San Alfonso decidió abandonarlo todo para seguir una vida dedicada a Dios.

Tras ser ordenado sacerdote a los 29 años, San Alfonso se dedicó a predicar misiones y llevar la Palabra de Dios a los más pobres y marginados. Fundó la Congregación del Santísimo Redentor en 1732 con el objetivo de propagar la devoción al Santísimo Sacramento y la Virgen María. Los redentoristas se destacaron por su labor misionera en las zonas rurales más necesitadas y por su compromiso con la evangelización.

Además de su labor como sacerdote y misionero, San Alfonso fue un prolífico escritor y teólogo. Es conocido por sus numerosas obras que abordan temas como la moral cristiana, la devoción al Santísimo Sacramento, la oración y la redención. Entre sus obras más famosas se encuentran “Las glorias de María” y “La práctica del amor a Jesucristo”, que siguen siendo referentes para los fieles católicos en todo el mundo.

San Alfonso fue nombrado obispo de Santa Águeda en 1762, pero renunció al cargo dos años después debido a su mala salud. Pasó sus últimos años en oración y penitencia, alejado de los cargos eclesiásticos y dedicado por completo a la contemplación de Dios. Falleció el 1 de agosto de 1787 y fue canonizado por el Papa Gregorio XVI en 1839.

Hoy en día, San Alfonso María de Ligorio es recordado como un ejemplo de santidad y entrega a Dios. Su vida y obra continúan inspirando a miles de fieles en todo el mundo a vivir una vida de fe, compromiso y amor a Dios. San Alfonso es un modelo a seguir para aquellos que buscan la verdad, la justicia y la misericordia en sus vidas, y su legado perdura a través de los siglos como un faro de esperanza y salvación para los que buscan la luz de Cristo.