La devoción de los Primeros Sábados de mes es una práctica religiosa que ha sido promovida por la Virgen María a través de distintas apariciones en el mundo. Según la tradición católica, la Virgen María le pidió a la vidente Lucía dos veces en la Cova da Iria, Portugal, durante las apariciones de Fátima, que se dedicaran los Primeros Sábados de cinco meses seguidos a la reparación de sus pecados y de los pecados del mundo.

Esta devoción tiene como objetivo principal honrar a la Virgen María y ofrecerle reparación por los pecados cometidos contra su Inmaculado Corazón. Los fieles que desean participar en esta devoción deben cumplir con cinco requisitos durante los Primeros Sábados de mes:

1. Confesión sacramental: Deben confesarse con un sacerdote y recibir la absolución de sus pecados.

2. Comunión: Deben recibir la Sagrada Comunión el mismo día de la devoción.

3. Rezar el Rosario: Deben rezar el Santo Rosario en compañía de la Virgen María, meditando en los misterios del Rosario.

4. Meditación: Deben meditar durante al menos 15 minutos sobre los misterios del Rosario para consolar el Corazón de la Virgen María.

5. Consagración: Deben consagrarse al Inmaculado Corazón de María, reconociendo su amor y su papel como Madre de Dios.

Esta devoción es una forma de crecimiento espiritual y de conversión de corazón, en la que los fieles buscan acercarse a Dios a través de la intercesión de la Virgen María. Al dedicar los Primeros Sábados de mes a esta práctica, los creyentes buscan vivir una vida de santidad y reparación, en respuesta a las peticiones de la Virgen María.

La devoción de los Primeros Sábados de mes ha sido difundida en todo el mundo y ha sido promovida por distintos líderes religiosos y santos de la Iglesia. Muchos fieles han experimentado una profunda transformación espiritual al participar activamente en esta práctica, encontrando consuelo en el Corazón Inmaculado de María y fortaleciendo su fe en Dios.

En conclusión, la devoción de los Primeros Sábados de mes es una práctica espiritual profunda y significativa, que nos invita a vivir en comunión con la Virgen María y a reparar los pecados del mundo. A través de esta devoción, los fieles pueden experimentar la bondad y el amor de Dios, acercándose a Él a través de la intercesión de la Madre de Jesús.