El Rosario es una de las prácticas de devoción más importantes en la tradición católica. Consiste en la repetición de oraciones específicas mientras se meditan en los misterios de la vida de Jesucristo y de la Virgen María. Se cree que esta práctica tiene sus raíces en la Edad Media, aunque ha evolucionado a lo largo de los siglos.
Para rezar el Rosario, se utilizan cuentas que ayudan a llevar la cuenta de las oraciones. Tradicionalmente, un Rosario consta de 59 cuentas, divididas en cinco grupos de diez (decenas) con una cuenta adicional que separa cada grupo. En cada cuenta grande se reza un Padrenuestro, y en las cuentas pequeñas se reza un Avemaría.
El Rosario se reza meditando en los misterios, que son eventos importantes de la vida de Jesús y María. Estos misterios se dividen en cuatro grupos: los misterios gozosos (la anunciación, la visitación, el nacimiento de Jesús, la presentación de Jesús en el templo y la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo), los misterios luminosos (el bautismo de Jesús, la manifestación de Jesús en las bodas de Caná, la proclamación del Reino de Dios, la transfiguración de Jesús y la institución de la Eucaristía), los misterios dolorosos (la agonía de Jesús en el huerto, la flagelación de Jesús, la coronación de espinas, la crucifixión y la muerte de Jesús y la sepultura de Jesús) y los misterios gloriosos (la resurrección de Jesús, la ascensión de Jesús, la venida del Espíritu Santo, la asunción de María y la coronación de la Virgen María).
El Rosario es una devoción que puede ser rezada de forma individual o en grupo. Es una práctica que promueve la contemplación, la reflexión y el recogimiento. Muchos católicos encuentran consuelo, fortaleza y cercanía a Dios a través del rezo del Rosario.