La Consagración de Jesús por las manos de María es un acto de devoción y entrega total hacia la Madre de Dios. Esta práctica es una forma de consagrar nuestra vida y nuestro ser a Jesucristo a través de la intercesión de la Virgen María.

La idea de consagrar a Jesús por las manos de María tiene sus raíces en la tradición católica y en la teología mariana, que destaca el papel especial de María como mediadora y protectora de la humanidad. Según esta creencia, María está siempre dispuesta a llevar nuestras peticiones y súplicas a su Hijo Jesús, y a interceder por nosotros ante Dios Padre.

La Consagración de Jesús por las manos de María es un acto de humildad y confianza en la providencia divina. Al entregar nuestras vidas a María, estamos reconociendo su papel preponderante como madre espiritual y protectora de nuestra fe. A través de esta consagración, nos comprometemos a seguir los pasos de María y a imitar sus virtudes, buscando siempre la voluntad de Dios en todo lo que hacemos.

Esta práctica de consagración puede realizarse de diversas formas, como rezar la Consagración a Jesús por medio de María de San Luis María Grignion de Montfort, participar en un retiro espiritual dedicado a la Virgen María, o simplemente recitar una oración personal en la que ofrecemos nuestras vidas a María para que ella las presente a su Hijo.

La Consagración de Jesús por las manos de María es un acto de fe profunda que nos ayuda a fortalecer nuestra relación con Dios y a vivir de acuerdo con los valores del Evangelio. Al confiar en la maternal intercesión de María, podemos experimentar la alegría y la paz que vienen de saber que estamos en las manos amorosas de Dios.

En resumen, la Consagración de Jesús por las manos de María es una práctica espiritual poderosa que nos ayuda a crecer en nuestra fe y a profundizar nuestra relación con Dios. Al entregarnos a María, confiamos en su amor y protección, y nos comprometemos a seguir a su Hijo Jesús en todo momento.